Quentin Tarantino llevaba años con el intento de rodar una especie de remake de la película de 1978, Aquel maldito tren blindado, de Enzo G. Castellari. La película parte de una misión de unos americanos contra los nazis, ambientada en la Segunda Guerra Mundial. Tarantino parte de una historia similar, bajo el mismo título (en inglés Inglourious Bastards, aunque el director americano cambia una a por una e, en referencia a la importancia de los acentos en su película), pero convierte la historia en algo radicalmente distinto.
La película está dividida en capítulos, conservando cada uno de ellos cierta independencia. Los personajes irán avanzando, hasta llegar por caminos distintos al mismo lugar. El primer capítulo sienta unas bases fundamentales en el desarrollo de la película. Un francés recibe la visita de los nazis, con el coronel Hans Landa (Christoph Waltz) a la cabeza. El inicio de la escena es brutal. Tarantino utiliza el angular para mostrarnos al ganadero y a los nazis, y al momento suena el Für Elise de Beethoven con un toque de spaguetti-western. La tensión va aumentando conforme avanza el capítulo. Lapadite y Landa entran en la clase y establecen un diálogo en francés, hasta que el coronel dice que se cambie el idioma. Este pequeño gesto, tan presumiblemente inofensivo, significa: sentar las bases de la gran importancia que tendrán los idiomas en el resto de la película y hacer que los judíos que están escondidos no entiendan la conversación. Un plurilingüismo que el director utiliza para reflejar que esa guerra no tuvo idiomas, sino que fue un conflicto plurinacional. Pero, la escena dura unos 20 minutos, vertebrados por el diálogo que mantienen los dos protagonistas. Si a estas características típicas del cine de Sergio Leone le unimos el comienzo, "Érase una vez en... la Francia ocupada por los nazis", empezamos a ver la similitud de este primer capítulo con el director del spaguetti-western. Pero la gran diferencia entre el cine de Leone y esta y otras secuencias de la películas, es que la capacidad que tienen para generar tensión en las largas escenas, se produce de formas radicalmente opuestas. Mientras Leone optaba por los silencios y las miradas, Tarantino articula brillantes diálogos. Al final, toda la tensión que ha generado el director dilatando esta escena, explotará con la muerte de todos los judíos escondidos, menos de Shosanna. Esta escena, también marcará el inicio de las ansias de venganza de la protagonista.

El segundo capítulo se inicia con la presentación de los bastardos, grupo de judíos-americanos que traman el plan de matar a Hitler. Presentados al estilo, Doce del Patíbulo y dirigidos por un americano de Tenesse, Aldo Raine (Brad Pitt), encaprichados en cortar cabelleras. Tanto el nombre del protagonista como la forma de matar, está más cerca de cualquier tribu que de un grupo de soldados.
El capítulo 3 nos muestra cómo Shosanna se ha convertido en propietaria de un cine y trabaja junto a su novio negro. A partir de este momento, se producirán muchas referencias al cine clásico de los años 30 y 40. Leni Riefenstahl, directores judíos que emigraron a Estados Unidos, actrices de relumbrón (Bridget von Hammersmark), debates sobre cineastas y películas, referencias a Fritz Lang, a Douglas Sirk... Hay numerosas referencias de películas clásicas desde aquí hasta el final. Tarantino hace posmodernista la conjunción de numerosas referencias clásicas. Shosanna clamará venganza, y desde este capítulo encarna a Uma Thurman en Kill Bill, su único objetivo será devolverle la moneda a aquellos que le quitaron a su familia, cueste lo que cueste. La judía conocerá a un héroe de guerra (Daniel Bruhl), que Goebbels habrá convertido en su estrella de cine. De este modo, se configurará una historia de amor-odio, fundamental hasta el desenlace final.
Entrevista de El País a Tarantino
El capítulo 4 es, sencillamente Tarantino. 30 minutos dentro de una taberna. Los bastardos escondidos en la parte de arriba del bar y unos soldados nazis de fiesta por el nacimiento del hijo de uno de ellos. El plan consiste en que 3 bastardos quedan con von Hammersmark para trazar el plan para matar a los altos cargos del Tercer Reich, durante la proyección de la película que protagoniza Daniel Bruhl en el cine de Shosanna. Pero, el plan no sale bien por la presencia de los nazis borrachos. 30 minutos de diálogo, tensión, engaños, juegos, artimañas y, sobre todo, planes truncadas. Según Tarantino en la entrevista de Cahiers du cinema España, del mes de septiembre, "es la secuencia de la que estoy más orgulloso (...) el objetivo es mostrar hasta qué punto es minúsculo (el espacio). Nadie puede escapar, están atrapados (...). Es un Reservoir Dogs en minuatura, reducido a media hora y rodado en alemán". Efectivamente, es condensar todos los rasgos típicos de su primera película a 30 minutos brillantes. Los personajes juegan a adivinar un personaje que figura en la carta que tienen en la cabeza. Es una forma de ir dotando de tensión a la acción, de burlarse del coronel alemán y de jugar al quién es quién. Cada uno de los personajes conocerá a los personajes de los demás, pero tendrá dudas de despejar la identidad real de las personas. Es decir, a parte del juego de adivinar quién es cada uno, exis
te el juego de adivinar la procedencia de los individuos de la taberna. Al final, todo estalla es un tiroteo múltiple y con la muerte de todos los personajes, menos el de la conspiradora Von Hammersmark.

El último capítulo es el nexo de unión entre todos los personajes. Muchos de ellos no llegarán ni a conocerse, pero coincidirán en el cine. Por ejemplo, uno de los grandes planos de la película (el preferido por Tarantino, según desvela en la entrevista anteriormente citada), es el momento en el que Shosanna se apoya en la ventana con forma de ojo de buey y, en el fondo vemos el cartel de una película de Von Hammersmark. Es decir, será el único momento en el que las dos "heroínas" coincidirán bajo un mismo plano, ya que no llegarán ni a conocerse. Las dos conspiradoras miradas por el espectador, bajo ese ventanal en forma de ojo y con el vestido rojo, que anuncia el trágico final. Los bastardos bien posicionados para atentar y el plan de la proyeccionista a punto. El final es impresionante. La película que tenía que ser una exaltación nazi, acaba siendo la proyección de una muerte anunciada. Todo el alto mando nazi morirá agonizando bajo una gran nube de humo, ante la desafiante cara de la protagonista judía en pantalla. Es decir, las cámaras de gas empleadas para exterminar a los judíos, dejarán paso a una gran nube de humo que irá consumiendo las vidas de los alemanes. La proyeccionista, tendrá su último y definitivo encuentro con el actor-héroe-soldado alemán, que acabará, made in Tarantino, sin solución posible.
Toda la élite nazi muere en el cine, simbolizado por esa explosión de la dinamita. Muere por un incendio provocado por el plan de una judía y un negro, quemando las cintas de 35 mm. Sin lugar a dudas, Tarantino juega con el poder del cine, partiendo de personajes, cargos y situaciones reales, para acabar ficcionando la historia. El poder del cine puede cambiar la historia, ya que en el cine no hay leyes de la verosimilitud y así lo entiende Tarantino.
1 comentarios:
Gran crítica, vull destacar com be has comentat els cameos de les anteriors pelicules de Tarantino dins de esta, el paper de Shoshanna com el de Uma Thurman, el mini Reservoir Dogs, inclus la conversacio de la taberna té cert paregut a les filosofiques xarles de Pulp Fiction... Solo falten persecucions de cotxes i algun vampiro...
Per cert, lo unic que li faltae a Tarantino ere matà a Hitler... Tarantino Reigns!!
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