La huella: El juego de Mankiewicz con el espectador(Todos sus premios)
Un hombre (Michael Caine) va a visitar a su suegro (Laurence Oliver) porque este le ha llamado para proponerle un plan. Los dos actores se ven en el jardín de la mansión de éste, y entablan una conversación. Inmediatamente entran a la mansión y empieza el juego. Oliver le propone un plan a Caine para poder robar en su casa y, así, cobrar mediante el seguro. Desde este momento empieza la partida.
La huella es una de las películas que mejor resume el cine de Mankiewicz. Todas los estilemas y temas tratados en su cine, están presentes en su última película. La reflexión sobre la interpretación y el teatro, esa especie de maquinación de un plan por parte de un personaje y su posterior fracaso, la originalidad de los diálogos o la impoluta puesta en escena, articularán esta batalla actoral. Precisamente, es muy interesante la puesta en escena de esta película. Prácticamente, en toda la película sólo aparecen dos personajes y la mansión. En ésta, los dos actuarán en el salón o en el primer piso. Así, el sótano y el jardín, se convierten en el backstage. Primero hablan distendidamente antes de entrar a la casa y, cuando bajan al sótano, es para cambiarse, esconder ropa o prepararse sus personajes. Esto queda reforzado con los cuadros que se pueden ver de teatros, que abrirán y cerrarán la película.
(Escena de La Huella)
En el escenario, numerosos elementos que sirven para definir al personaje de Oliver y para reforzar el discurso. Él es un escritor de novela negra, apasionado por el juego y las adivinanzas. Lo único que quiere es divertirse, y sólo lo puede hacer sólo, con sus muñecos, con sus juegos o con su billar, ya que no goza de la compañía de nadie. A partir de la explicación del plan, veremos todos los elementos típicos de la novela negra: máscaras, interrogatorios, pistolas, sangre, planes, delitos... todo condensado en los juegos que se plantean los personajes. De entre todos los acertijos y juegos que se plantean, el que destaca es el que hace el director con el espectador. A través de los diálogos y de los giros del guión, el espectador está continuamente descolocado y contrariado. A esto también contribuye la siniestra puesta en escena a la que está siendo sometido (entendiendo siniestro cómo aquello con aspecto familiar que se escapa de lo familiar y nos incomoda). Los muñecos y los juegos no nos divierten. Se observan como objetos amenazantes. Están continuamente contribuyendo al juego de uno y otro. Ayudan a reírse del otro, a humillarlo, a dejarlo en evidencia y, nos incomodan.
Los dos actores obtuvieron una merecida nominación a los Oscars. No sólo interpretan a un pequeño empresario y a un escritor, sino que van adoptando distintas identidades a lo largo de la película. Están haciendo que el personaje al que interpretan, interprete a otros, por lo que Mankiewicz reflexiona sobre la interpretación y el teatro. Esto contribuye a que el espectador este sometido continuamente al juego del director. Además, ambos se baten en un magnífico duelo interpretativo. En esta ocasión, no sólo que es el personaje el que teje una telaraña para conseguir un objetivo, sino que también el director mankina un plan por el tiene atrapado al espectador desde el inicio. Mankiewicz se despidió del mundo de la dirección tal y como empezó, reflexionando sobre la interpretación y explicitándonos su amor al teatro.
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100 años del nacimiento de J.L. Mankiewicz: El director y los Oscars (VII)
Posted by : david gil on
lunes, 6 de julio de 2009
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Etiquetas:
100 años mankiewicz,
críticas,
la huella,
laurence oliver,
michael caine
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1 comentarios:
Seixes... k tu no pots tindre una web normal... no lluites contra el desti... stas desijan fika un video teu calen...
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