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F.Ford Coppola: un gran talento con dos Palmas de Oro (Parte I)


Tetro, la última película de Francis Ford Coppola, se preestrenó en Cannes y el 26 de junio llega a las pantallas españolas. Coincidiendo con este estreno, vamos a recordar las dos Palmas de Oro que tiene en su haber el director americano.

La conversación: La obsesión paranoica con el trabajo

(Todos sus premios)
La conversación es una de esas obras más pequeñas de Coppola en cuanto a presupuesto, pero una de las obras imprescindibles de los años 70. Si por algo se caracteriza la filmografía de Coppola, es por alternar grandes producciones y películas más modestas y menos pretensisosas. La conversación es una película que se realiza entre las dos partes de El Padrino, lo cual funciona como ejemplo de estos dos tipos de películas.
Estamos ante una película que aborda el difícil trabajo de espía. Harry Caul (Gene Hackman) encarna a un espía contratado por una gran empresa para seguir a dos de sus trabajadores. Con una tecnología sofisticada, consigue descodificar un diálogo en el que se habla de un posible asesinato. La historia se repite, ya que pocos años atrás, Caul pasó por lo mismo y murieron tres personas. La duda estará en delatar o no a esos trabajadores, aunque su mayor problema será la obsesión con el trabajo. Sus miedos podrán con él, será estafado, sus cartas jugarán contra él y su mente será la más perjudicada.
La película tiene escenas narradas con una frialdad inquietante, mostrándonos como la obsesión por el trabajo va consumiendo a su protagonista. Para el recuerdo quedan tres escenas magistrales, como son el inicio, que en poco más de cuatro minutos se describe perfectamente la película, a través de un zoom hacia un plaza y el constante seguimiento al humorista, al protagonista y a los dos trabajadores y, las dos últimas escenas, en las que la propia mente ha dominado al detective (me refiero a la del hotel con la sangre saliendo del water y al final, cuando llega a casa. Esta escena me recuerda al desangelado y solitario Marlon Brando en el final de El último tango en París).

(Escena inicial)
La música de David Shire, los constantes silencios y los ruidos del rebobinado de cintas sirven para enfatizar ese climax de tensión y suspense que envuelve todo el relato. Sin duda, el estrés por el trabajo, el sentimiento de culpa, la no-satisfacción por el trabajo desempañado, en definitiva, el espionaje, convierten a Harry Caul en un personaje agoviado por la soledad y el aislamiento. Dos síntomas llevados al extremo de una forma magistral en la última escena.
Resumiendo, estamos ante una gran obra de Coppola, no tan reconocida como otras, pero que le valió para llevarse su primera Palma de Oro en Cannes y, para hacerse autocompetencia en los Oscars con tres nominaciones (El Padrino II ganó 6 estatuillas).

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"Este blog se construye con la idea de analizar los films premiados en los principales festivales del mundo"

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